Viaja a Monastir
La ciudad costera de Monastir es uno de los destinos preferidos para aquellos viajeros que quieren unas vacaciones relajadas, con todo tipo de comodidades y con un aliciente de sofisticación. Esta península bañada por las aguas cristalinas del Mediterráneo es uno de los centros turísticos de Túnez, por su emplazamiento privilegiado y los atractivos culturales y de ocio que ofrece.
La postal más representativa de Monastir es la protagonizada por su impresionante Ribat, un monasterio fortificado a las orillas del mar en el que perderse visitando sus patios, salas de oración o Museo de Artes Islámicas. En la Medina, las callejuelas vibran con sus pequeñas tiendas de artesanía y recuerdos. El zoco, de tamaño bastante accesible, es el lugar perfecto para perderse una tarde entre las coloridas cerámicas, objetos de cobre tallado, las tradicionales alfombras y el cautivador aroma de las especias.
La cultura y el patrimonio son opciones ineludibles en unas vacaciones en Monastir, aunque, sin duda, también lo es relajarse en sus playas, bajo las palmeras y disfrutando de las aguas transparentes del Mediterráneo, incluso los más atrevidos podrán pasárselo en grande con deportes acuáticos como el submarinismo o las motos de agua.
Al caer la tarde, una vuelta por su animado paseo marítimo y por su puerto deportivo disfrutando de la brisa marina es el plan perfecto antes de deleitarse con la exquisita gastronomía local a base de pescados y mariscos frescos.
Monastir es un pequeño oasis para viajeros de todos los gustos, un destino inolvidable que el que lo visita, siempre repite.
Las playas de Monastir son una auténtica maravilla para los sentidos. Sus colores marcados por el azul intenso del mar y el dorado de la fina arena, el agradable olor de salitre y la calidez del sol africano fundiéndose con la brisa mediterránea… ¡No se nos ocurre un plan mejor para disfrutar de unas vacaciones perfectas!
Bajo las grandiosas murallas del Ribat y rodeada por un encantador paseo marítimo, Karaia es la playa más céntrica de Monastir y la más popular tanto por los lugareños como por los visitantes. Las aguas limpias y transparentes se complementan con la multitud de servicios que ofrece este arenal de unos 700 metros de largo como alquiler de tumbonas y chiringuitos.
Aquellos que viajen con la familia no deben dejar de visitar la playa de Skanés, un rincón idílico de arena blanca. A su alrededor se ubican algunos hoteles y resorts aunque también cuenta con acceso libre para deleitarse de las vistas marinas relajados bajo una palmera.
La gastronomía de Túnez es indudablemente uno de sus grandes atractivos. La mezcla de productos frescos con el exótico sabor de las especias es una experiencia sensorial que no debemos perdernos. La cocina de Monastir se basa en pescados y mariscos frescos de la costa mediterránea y en las verduras y hortalizas de las huertas que rodean la ciudad. ¡Buen provecho!
Los platos elaborados a partir de la ya internacional sémola de trigo duro, el cuscús, son la comida por excelencia de todo Túnez. Sin embargo, cada región lo prepara combinándolo con los ingredientes de la zona. En Monastir, el plato estrella y especialidad local es el charkaw, a base de pequeños pescaditos aderezados con sal y pimienta y acompañados de verduras de temporada como la calabaza o el pimiento y, por supuesto, cuscús cocido.
Los guisos y estofados ocupan un papel protagonista en las cartas de los restaurantes de Monastir así como en las cocinas de sus habitantes. El market khodhra es un sabroso y tradicional plato a partir de cordero guisado con verduras y legumbres condimentado con especias locales como la harissa y el cilantro.
Al ser una zona costera, las opciones culinarias a base de pescado son múltiples. Doradas, lubinas, calamares o pulpo directos desde el mar a la mesa, una delicia para degustar en uno de sus numerosos restaurantes frente al mar o de manera más informal y auténtica en sus chiringuitos de playa o los muelles del puerto pesquero.
Si bien Monastir se caracteriza por ser un destino de relax y sofisticación, aquellos espíritus más aventureros y en busca de una descarga de adrenalina, podrán satisfacer sus deseos en esta excepcional ciudad. Los deportes acuáticos se llevan la palma aunque también es un lugar privilegiado para los amantes del golf.
Las playas de Monastir ofrecen todo aquello que un viajero pueda desear en vacaciones: aguas transparentes, sol y arena cálida, aunque también aventura y emoción. Submarinismo, windsurf o excursiones en catamarán son algunas de las opciones para aquellos que no quieran quedarse tumbados bajo las palmeras. ¿Preparados para la diversión?
Monastir cuenta con dos campos de golf y es, por tanto, un lugar de peregrinación para los amantes de este deporte. Apúntate a mejorar tu handicap entre suaves colinas de hierba verde adornadas con palmeras y olivos y con vistas al Mediterráneo.
El patrimonio cultural de Monastir es uno de sus reclamos más interesantes y motivo de visita. No en vano, la ciudad fue construida sobre las ruinas romanas de la antigua ciudad de Ruspina. Su característico Ribat, la medina, el Mausoleo o su Museo de arte islámico harán las delicias tanto de los aficionados a la historia como de los que la descubran por primera vez.
Junto al Ribat encontramos el gran mausoleo construido para enterrar al primer presidente de Túnez, Habib Bourguiba. A pesar de ser una construcción reciente, destaca por el impresionante uso de materiales como el mármol blanco de Carrara, la cerámica azul y el dorado en los minaretes.
Situado dentro del Ribat, en el interior de la antigua Sala de Oración, este Museo recoge una colección de más de 300 piezas de arte islámico. Joyas y monedas, manuscritos, textiles o instrumentos y enseres antiguos, se exponen para que el visitante se sumerja de lleno en la cultura islámica.
La medina de Monastir es uno de los puntos de interés de la ciudad, data del siglo XVII y está rodeada de murallas. Entre sus callejuelas encontramos el animado zoco repleto de puestos y tiendecitas de artesanía entre los que perderse y llevarse algún recuerdo de nuestro viaje. Colores y olores que permanecerán en nuestra memoria para siempre entre bolsos, babuchas, lámparas o alfombras.
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