Curaçao se alza como una de las joyas del Caribe. A pesar de ser una isla ubicada a poca distancia de la costa de Venezuela, forma parte de las Antillas Neerlandesas. Esta característica confiere a Curaçao una mezcla irrepetible de playas de ensueño, arrecifes de coral, abundante fauna marina y poblaciones con aspecto puramente colonial muy bien cuidadas. Está a solo 50 kilómetros de Venezuela y en el siglo XV fue colonizada por españoles, por poco tiempo.
En Curaçao todo es fácil, incluido el idioma para comunicarse. En la isla se hablan neerlandés, español, inglés y el local papiamento. También es fácil su clima, el acogedor buen tiempo caribeño que baña Curaçao todo el año.
Playas, ocio, deporte, vida familiar y calidad en el alojamiento dan a la isla de Curaçao la posibilidad de garantizar un viaje de placer con todas las necesidades cubiertas y sin necesidad de recorrer grandes distancias para desplazarse de un punto de interés a otro.
Willemstad es la capital de la isla y no es ninguna exageración afirmar que tiene de todo para nuestro disfrute. Es una ciudad para ‘pasearla’ con la boca abierta de admiración. Willemstad es una villa Patrimonio de la Humanidad y un paseo a pie nos ofrece visitas a museos interesantes, contemplar el estilo colonial de sus atractivas fachadas de colores pastel, comprar en lujosas tiendas o disfrutar de la gastronomía en los muy variados restaurantes de sus pintorescos barrios.
Willemstad se nos ofrece por su belleza a ambos lados de la Bahía de St. Anna. A izquierda y derecha encontramos un idílico escenario repleto de edificios históricos de los siglos XVIII y XIX que a día de hoy ocupan mayoritariamente todo tipo de tiendas, hoteles y restaurantes. El Puente de la Reina une ambas orillas del canal. Está cerca del puerto y allí podemos pasar un buen rato visitando el Mercado Flotante, cuyo gran atractivo es que a pesar de que los puestos están alineados en tierra firme, su género está guardado en barcazas justo en la parte trasera de cada uno de estos expositores. Mayoritariamente se compran verduras frescas y frutos exóticos que venden comerciantes venezolanos que se acercan a Curaçao a ofrecer sus productos.
El barrio de Scharloo es de visita obligada. En él se encuentra Mikvé Israel-Emanuel, la sinagoga más antigua del hemisferio. Sin embargo, el gran símbolo de la ciudad es el fuerte Amsterdam, construido en el siglo XVII. El Museo Marítimo es otro de los enclaves de interés y que merecen ser visitados, así como el Museo Numismático.
Una jornada dedicada a la capital merece unas horas para coger el coche y hacer una ruta por las muy lujosas villas dedicadas años atrás a la plantación de caña de azúcar, índigo o aloe vera. Son auténticas mansiones que bien merecen un reportaje fotográfico. En tiempos de la esclavitud, la isla llegó a albergar unas 100 grandes plantaciones cuya figura central era una gran mansión. Vivían allí el dueño, su familia y los esclavos. Visitar cualquiera de ellas supone resucitar imágenes de hace centenares de años y que seguro que nos trasladan a más de una película con los esclavos como eje del guion.
Una de las más conocidas de las más de 30 playas de todos los tamaños con las que cuenta la isla. Aguas cristalinas, arena blanca, todos los servicios y un arrecife perfecto para practicar el snórkel en familia. Sumérgete y verás de cerca ejemplares de pez ángel, pez loro, tortugas o caballitos de mar. Cobran unos 15 $ por el juego de tumbonas y sombrilla.
Destino obligado para el baño, tomar el sol y realizar fotos desde la colina próxima a la que se sube con facilidad a pie. Esta playa tiene poco tramo de arena pero una agua perfecta para el chapuzón y todos los encantos de un pueblo de pescadores.
Es la más larga y la más festiva. Son 13k kilómetros de arena blanca y fina y el destino de muchos jóvenes que alquilan barcos que les llevan hasta esa zona y allí poder realizar fiestas, almuerzos o simplemente bucear.
Manglar alrededor, palmeras, sombras y muchas aves. Un punto recomendable para relajarse y observar la fauna. No es muy apto para el snórkel.
La gastronomía que se puede descubrir en Curaçao responde a lo que se puede esperar de una isla del Caribe: fusión de la cocina holandesa, española, africana y asiática. La verdura, los pescados, los mariscos y las carnes de cabra, cerdo y pollo son la base de lo que encontrarás en las cartas de su oferta gastronómica.
El Funchi es el plato principal en casas y restaurantes. Se trata de una masa obrada con harina de maíz. Acompaña a todo tipo de platos. El Keshi Yeñá es una base de queso gouda pasada por la sartén que se rellena con pollo, verduras y, cómo no, frijoles. El arroz moro es muy común en todas las islas del Caribe. Se trata de una mezcla de arroz y frijoles que acompaña a cualquiera de los variados guisados de carne o pescado que se elaboran en la isla. Muy caribeña también es -y se come en Curaçao- la sopa de cactus. La yuana es un plato obligatorio, a base de carne de iguana. Este animal, presente en la isla, se aprovecha para guisar su carne o para sopa. Su sabor es parecido al del pollo.
Un safari en Jeep por la zona norte, el este y el oeste de la isla es una muy buena recomendación para pasar el día en familia o con amigos. Hay varias empresas que se pueden contratar para este servicio que, entre otras cosas, permite visitar cuevas, contemplar cactus gigantes o atravesar enormes llanuras de arena a toda velocidad. Los entornos naturales de Curaçao merecen dedicarles un tiempo. No defraudan. Y esto no es todo en tierra porque también se puede realizar escalada y saltos en paracaídas.
El deporte que te ofrece más posibilidades es el buceo. En el Curaçao Sea Aquarium Park uno puede practicar snórkel en una laguna natural mientras alimenta a rayas y peces de colores. A través de unas mamparas se pueden ver muy de cerca tiburones limón y nodriza con todas las garantías de seguridad. Playa Mansaliña, Barracuda Point o Black Rock son algunos de los muchos puntos para realizar buceo a ambos lados de los arrecifes.
Para algo más tranquilo, la isla cuenta con algunos campos de golf donde poder practicar este deporte. La mayoría están asociados a resorts establecidos en la isla.
En el Caribe también se hace de noche y Curaçao está preparado para este momento tan especial en el que se desea cenar, ver movimiento y tomar unas copas. Cabana Beach, Caribbean Lounch Bar (con más de 50 tipos de ron), Club Vanilla, Iguana Café, Madero Ocean Club, Netto Bar (el más antiguo de Curaçao), Teatro Luna Blou o Zanzibar Beach&Restaurant son algunos de los mejores ejemplos de lugares ideales para transitar por las últimas horas de cada jornada. Siempre en un entorno atractivo, en zonas muy animadas dentro y fuera de los locales de toda la isla.
También hay media docena de casinos a los que se puede acudir para pasar el rato. Todos ellos en edificios singulares.
Inspírate para tu próximo viaje